Wednesday, March 19, 2008

Chile primero, Venezuela se desploma

Chile, Uruguay y Costa Rica ocupan primeros lugares en América Latina, según un índice de desarrollo. Argentina, Brasil y México tienen problemas y Venezuela se desplomó. La fundación alemana Bertelsmann publica cada dos años un Índice de Transformación (BTI) que refleja los avances de 125 países en cuanto a democracia, economía y gestión de gobierno. En el último informe, que acaba de darse a conocer, llama la atención Venezuela, que cayó del lugar 65 al 79 en cuanto a democracia y desarrollo económico.

El Índice de Transformación mide dos aspectos. “Por un lado refleja el status de desarrollo en 125 países subdesarrollados, emergentes o en transformación”, dijo a DW-WORLD Hauke Hartmann, director de proyecto del Índice de Transformación Bertelsmann (BTI). “Es decir”, agregó, “que analizamos en una comparación internacional dos elementos que para nosotros van de la mano: la calidad de la democracia y la economía de mercado”. A ello, el BTI lo llama índice de estatus. Pero el BTI también analiza otro aspecto. “Efectivamente, se trata del índice de management, que refleja la gestión de gobierno, es decir, cuál es la calidad administrativa: cómo se utilizan los recursos, se buscan consensos y se coopera a nivel internacional.” La combinación de ambos aspectos, el status y el management de gobierno, “refleja para nosotros adecuadamente el nivel de desarrollo general de cada país”.

Chile, Uruguay y Costa Rica: alto estatus de desarrollo En América Latina y el Caribe, en cuanto a estatus, “los países que ocupan los primeros puestos son Chile (8 en la clasificación del total de 125 países), Uruguay (9), Costa Rica (12) y, algo menos, Jamaica (21). En cuanto a management, hay un claro vencedor: Chile (1)”. La socialista Cuba ocupa en el BTI el lugar 95 en el índice de estatus y el 109 en el de management. Las grandes economías latinoamericanas tienen aún algunos problemas, según el BTI.

“Brasil ha registrado algunos avances democráticos y mejorado su situación económica. Pero Argentina tiene graves déficits en cuanto al Estado de derecho, particularmente en lo que se refiere a la división de poderes y la independencia de los jueces, si bien políticamente se ha estabilizado.

México pasa por tiempos difíciles en cuanto a democracia, luego de las controvertidas últimas elecciones. Al igual que en Argentina, el aseguramiento democrático-institucional del actual auge económico no funciona muy bien en México”.

América Latina es para la Fundación Bertelsmann una región dividida claramente en dos partes.

“Existe una gran diferencia entre los países de orientación socialdemócrata y los países con gobiernos populistas. Para el Cono Sur, las perspectivas son positivas. Allí tiene lugar una planificación económica estratégica y la democracia está bien desarrollada.

En los países andinos y algunos centroamericanos, sin embargo, hay serios problemas”.

Venezuela: Estado de derecho y gestión de gobierno por el suelo Preocupante es sobre todo la situación del Estado de derecho y la representatividad del sistema político en Venezuela. El país cayó en la clasificación democrática al lugar 71 y en la de economía de mercado, al 90, o sea en promedio ponderado de estatus al lugar 79. En cuanto a calidad de management de gobierno, se halla en el lugar 119. Una peor gestión tienen según el BTI sólo Eritrea, Turkmenistán, Corea del Norte, Simbabwe, Myanmar y Somalia.

Los índices son determinados en cooperación con 250 expertos en todo el mundo, o sea, dos por país. “Para elaborar los índice de cada uno de los países la Fundación Bertelsmann recurre a un experto europeo, generalmente un científico, y a un comentarista del propio país. Los índices son por lo tanto una síntesis de una perspectiva europea y una visión local”.

Los resultados son también comparables internacionalmente, “porque los científicos y comentaristas trabajan todos con un mismo código, definido a partir de un total de 52 temas estandarizados”, concluye Hartmann.

El informe completo puede consultarse en http://www.bertelsmann-transformation-index.de/ http://www.dw-world.de/dw/article/0,2144,3199545,00.html


Thursday, March 13, 2008

El apretón de manos en la Cumbre de Río


"El hecho de que el presidente de Colombia, en un acto de tanta entidad que congregó a veinte países y a un sinnúmero de observadores internacionales, haya denunciado a los presidentes de Venezuela y del Ecuador como cooperadores de los terroristas que mantienen secuestradas a 700 personas, no puede desaparecer por más apretones de mano y sonrisas forzadas que se den".



Diego Arria / New York
El principal promotor de la crisis, Hugo Chávez, llegó a la Cumbre del Grupo de Río, izando una bandera blanca, pero a diferencia de la última Cumbre Iberoamericana, Chávez se calló no porque se lo ordenara el rey de España, sino por el terror a que Alvaro Uribe continuara divulgando allí las pruebas contenidas en las tres computadoras de alias Raúl Reyes, jefe efectivo de las FARC, sobre su cooperación y la de su ministro de Seguridad con esta organización responsable de crímenes contra la humanidad tales como son los establecidos por la Corte Penal Internacional: asesinato, privación grave de la libertad física (secuestro), desaparición forzada de personas y la tortura.
Las FARC están clasificadas como organización terrorista por los Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea. Complementariamente, el Consejo de Seguridad de la ONU mediante su Resolución 1373 puso en pie de igualdad en cuanto a responsabilidades tanto a los actores de actos de terrorismo como a los que cooperan con ellos. Acordó también que los Estados tienen la obligación de reprimir la financiación de los actos de terrorismo; de abstenerse de proporcionar todo tipo de apoyo, activo o pasivo, a las entidades o personas que participen en la comisión de actos de terrorismo. Justamente condiciones que habrían sido violadas tanto por Venezuela como por el Ecuador --aunque en grados diferentes.
Cabe recordar que las resoluciones del Consejo de Seguridad son vinculantes y de obligatorio cumplimiento y que, para actuar de conformidad con el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, no requiere de listas especiales de organizaciones terroristas, sino tan sólo que considere que un acto de terrorismo internacional, constituye una amenaza a la paz y la seguridad internacionales. Todas estas consideraciones eran más que alarmantes para que Chávez permaneciera callado --sólo Correa, que parecía no entender lo que estaba en juego para él y su gobierno, desvariaba.
El hecho de que el presidente de Colombia, en un acto de tanta entidad que congregó a veinte países y a un sinnúmero de observadores internacionales, haya denunciado a los presidentes de Venezuela y del Ecuador como cooperadores de los terroristas que mantienen secuestradas a 700 personas, no puede desaparecer por más apretones de mano y sonrisas forzadas que se den.
No puede olvidarse que entre los rehenes en poder de las FARC por cerca de siete años se encuentran tres ciudadanos norteamericanos. Para ellos y para sus gobiernos el acuerdo de la Cumbre no puede ser suficiente. En similar situación se encontraría Ingrid Betancourt, la víctima más prominente de las FARC.
Siendo esta la realidad, resultaba inexplicable observar a su madre sentada detrás del presidente Chávez, develado como cooperador de las FARC. La atribulada madre, al igual que el presidente Sarkozy, tienen dos opciones: demandarle a Hugo Chávez que exija a las FARC --no que declare por la prensa-- la liberación inmediata de Ingrid o prestarse al show perverso del tráfico de rehenes que Chávez y las FARC vienen practicando.
Los crímenes contra la humanidad cometidos por las FARC --y que han contado con la asistencia de dos gobiernos-- son demasiado graves como para sean soslayados. El presidente de Colombia tiene la obligación de compartir con la opinión pública internacional toda la documentación contenida en las computadoras, una vez que la INTERPOL la haya validado. De la misma manera a sus familiares, para que tomen las decisiones legales a las cuales tendrían derecho a ejercer en sus países contra los ministros de Seguridad del Ecuador y de Venezuela --y por supuesto contra sus presidentes Correa y Chávez.
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Diego Arria fue Presidente de Consejo de Seguridad de la ONU.